lunes, 6 de mayo de 2013

DESFILE REAL - I

Se esperaba con gran interés la primera coronación (o proclamación) del siglo XXI, y ésta llegó en Ámsterdam, mediante la forma de la abdicación, como ya es tradicional en los Países Bajos. Le deja el trono, la ya Princesa de Orange Beatriz a su hijo en un momento de gran popularidad, con más del 70% de aceptación ciudadana y siendo su esposa Máxima el miembro de la familia real más querido. Pero dejando a un lado la parte formal y yéndonos de cabeza a la parte frívola, es decir los modelitos, tocados, tiaras y joyas varias de las ilustres invitadas. Han sido 3 los actos donde las damas se han podido lucir: en una cena previa en el Rijksmuseum (máxima etiqueta y tiara), en la proclamación (vestido largo, condecoraciones y tocados) y en una cena de despedida; de las dos primeras tenemos profusas imágenes que pasaremos a desgranar, la última en cambio apenas ha transcendido. Empezaremos por las que, a mi humilde parecer, iban las peor vestidas e iremos subiendo en el ranquin hasta las más elegantes. Y le toca el dudoso honor de empezar la lista a la princesa Masako de Japón, once años enclaustrada en el asfixiante Palacio Imperial de Tokio y elige este modelo para su reaparición. A la cena previa no acudió, con lo cual nos libró de su dudoso gusto, pero en la proclamación llevó el más horroroso vestido que mis ojos jamás vieron, de un color amarillo pálido, que alguien asiática debería evitar, de cuello largo, mangas largas, falda con vuelo hasta los pies, mal cosido donde se veía hasta la última puntada que se había dado y una tela donde se apreciaban todas y cada una de las arrugas de movimiento, en fin que por si fuera poco este despropósito se nos planta en la cabeza un casquete ancho hasta media frente, como de azafata de Air France de los 60 (claro que a aquellas las vestía Balenciaga), en fin nena, vuélvete a Tokio porque ese no fue tu día. Stéphanie de Luxemburgo, mira que esta chica cuando se casó a mí me gustaba mucho y parecía que prometía, en las fiestas de su enlace fue una de las más elegantes, pero el sueño se desvaneció y aquí se vistió aconsejada por su peor enemigo que estaba empeñado en ponerla encima 30 años más de los que tenía, en la noche lució un modelo del genial Elie Saab, el modelo maravilloso, pero no para ella, el color azulado era muy claro para alguien tan pálida (¿estas chicas sabrán lo que es un autobroceador?), con un chal semitransparente de igual tono que el vestido que ella lucia con la misma elegancia que una maniquí de escayola barata, las joyas, magníficas, prestadas por su suegra María Teresa y que pertenecieron en su día a la Gran Duquesa Josefina Carlota. Por el día llevó un modelo, también demasiado claro para su ella (nena acéptalo eres una rostro pálido, no luches contra ello que es peor), siendo esta vez de color crema, dándole algo de color (color tostado tampoco te creas que la chica se despendoló mucho) en sombrero, bolso y zapatos. Lo peor del conjunto era el diseño, mi abuela que tiene 94 años lo hubiera desechado por ser demasiado conservador y antiguo. La que parece que ya ni se esfuerza y tiene más que asumido que es un pedazo de hortera de bolera es Mette-Marit, esta vez confió en lo mejorcito de la moda italiana, y se dio el batacazo padre. En la fiesta de noche optó por un modelo de Giambattista Valli que le sentaba como un tiro, parecía la cortina del baño que caía sin ninguna forma desde el cuello hasta el suelo y que con una telita que pillo se la puso de cinturón y se plantó un brochazo en el costado, se lo pisaba constantemente porque le estaba largo y parecía que de mangas le quedaba corto. Nena si te gastas un pastizal en un vestidito por lo menos que sea de tu talla. Como tiara lució la poco lucida tiara de su boda (tan pequeña que apenas se aprecia si la lleva o no). Al día siguiente se puso un vestido, nada más ni menos, que de Valentino, y si el primero le quedaba como un tiro este era como una bomba atómica al buen gusto, de color crudo ricamente bordado en azul, daba la impresión que su cintura comenzaba justo debajo de su pecho y que tenía unas caderas enooooormes y nuevamente le quedaba muy largo. Nena, ¿tú sabes qué es coger unos bajos??? Y para rematarlo se pone un tocado ridículo de florecitas blancas y azules en la cabeza. Sophie de Liechtenstein, a esta mujer le gusta lo monocromático, por la noche todoooo en ella era color tostado su vestido de dos piezas (parte de arriba con brocados y la de abajo una falda con vuelo), su bolso y zapatos, como joyas una magnifica fringe con pendientes a juego, y por el día vestido largo con manga larga, soso a rabiar, con casquete de los 50 todo ello verde esmeralda. Y esta chica con el tipo que tiene, por qué insistirá en vestirse como su abuela, con todo el partido que podría sacarse. Misterios sin resolver. Y esta ha sido la crónica de los horrores, en la próxima entrega iremos a por los aciertos parciales: el horror en una de las fiestas, la maravilla en la otra.

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